Escalera

A veces vuelvo a esa escalera de madrugada, escalera de sombra, de reloj. Me siento, desnivel de un escalón, y eres recogido tú y tu olor. Me recuesto contra tu hombro, ahora mi almohada, y levanto la barbilla. Eres casa: casa con chimenea como el rojo de tu barba, como el castaño de las pecas que te surcan la nariz.

El suelo está frío y la madera nos sabe a alcohol. Cuando sé que te inclinas reacciono, me olvido de la ventana, no existe, la luz, los vecinos, nadie, y recojo tu suavidad con la mía. La abrazo, te quiero, apenas un beso, dulce, muy dulce, ligero.

Pero estoy sola, ya es de noche, otra noche, y tú, que fuiste más, requemado tras un beso no correspondido, y yo, que soy ausencia de ese tacto y ahora en ti fútil recuerdo.

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