Rutas. Ruta.

Suena la alarma. Tres horas de sueño. Te levantas, abres las ventanas, preparas el té. Ordenado. Organizado. Amanece.

Haces la cama. Ordenado. Organizado. En hora.

Te vistes, estrenas los chinos. Son gris de Davy, sencillos. Elegantes. Discretos. Controlados.

Recoges el cuarto. La cocina, los cubiertos. La casa. Como debes. Como debieras.

Coges el bolso, pasas al pasillo. Abres. Sacas las llaves, cierras la puerta.

“Pequeños detalles” piensas en silencio, susurras en tu mente.

Bajas las escaleras de tu edificio; consciente, deslizas las yemas de los dedos por la balaustrada de madera, desciendes en línea recta por las escaleras de piedra.

La luz del día ilumina el umbral del portal. Abres tu buzón. Es pronto. No ha pasado el cartero. Pero abres el buzón.

“Incongruente”.

Sales de casa. Caminas por la calle. Huele a mar. La brisa es fría. Los adoquines suenan con la pisada de tus Oxford negros. Cruzas la calle Prim. Llegas a la parada. Esperas. Dos minutos de retraso.

“Informe, media hora. Reunión, a las 9. Visita al centro, de 10 y media a 12. Segundo informe” te repites; miras el reloj. “Tiempo”.

Aparece el autobús. Subes.

-Egun on… -te saluda con desidia el chófer.

-Buenos días.

Acento ya apenas extranjero. Controlado. Atenuado.

“Banco a la tarde. Reunión. Informe. Cena con ella. Competición de críquet. Memoria. La memoria. Después del críquet” repites.

Hay retenciones en la travesía de Loiola. 8 minutos de retraso.

“Informe, veinte minutos” recalculas.

Te recolocas la chaqueta. Miras el reloj. Faltan dos calles para llegar.

-¿Me puede abrir, por favor?

Bajas. Justo se despeja la carretera. El autobús gira la esquina, lo pierdes de vista. Caminas rápido.

“No llego”.

Alcanzas la oficina. Percibes tu silueta dibujada en la puerta de cristal, apenas visible. Difuminada. Difusa.

Desordenado. Desorganizado. Acumulado. Tarde.

Te frotas los párpados. Yemas rugosas, muñeca fuerte. Te apartas un instante, te sientas en un banco. Es blanco, de pintura roída. Cascada. Desconchada. Respiras. Cuentas. Dejas de contar.

“Para”.

Te recompones.

Ordenado. Organizado. Entras.

-Egun on. Tiene tres llamadas, ¿le paso?